jueves, 13 de junio de 2013

¿Te puedo pedir una cosa?

—Sí, dime.
 —No te acostumbres a mi. 
—¿Como así?
 —Que no te acostumbres a mi, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad, a mi olor, ni a mis risas atemporales, ni a mis besos. No te acostumbres a que me cuentes tus cosas ni que te escuche con atención. No te acostumbres a cómo te miro o te dejo de mirar, ni te acostumbres ni a mi rabia ni mis celos irracionales, ni a reírte de las cosas que te digo.
 —¿Y eso a que viene?
 — A nada, simplemente que algún día me cansare y me iré y echarás de menos esas cosas a las que estas ahora acostumbrada y no valoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario