jueves, 12 de septiembre de 2013

La muerte del amor.

El amor nunca muere de muerte natural.
Se muere porque no sabemos como rellenar su fuente.
Se muere de ceguera, de errores y traiciones.
Se muero de enfermedades y heridas.
Muero de cansancio.

Eres.

Eres de esas pequeñas cosas que ya no pasan, de esas diminutas casualidades, minúsculas coincidencias, de esos momentos que se aparecen una sola vez en la vida y les da por desaparecer.
Eres instante, eres sueños, realidad y coincidencia.
Eres la fotografía en movimiento, tienes el arte en la sonrisa, la danza al andar y la vida misma en tu mirar.
Siendo consentidor conmigo mismo, tienes todo lo que merezco y lo que nunca podré tener.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Si quieres.

Bailamos o nos besamos, nos escondemos, te miro o nos miramos, nos abrazamos o nada, si quieres me voy y no regreso, nos olvidamos, nos dejamos y ya...

Preguntas

¿Por qué no me dijiste desde el principio que te habías tomado nuestra relación de otra manera? ¿Por qué  no me advertiste?
Te hubiera amado menos, te hubiera dado menos. Ahora estoy atada a ti y es un infierno.

Del cielo al infierno.

Cuando conocemos a alguien y nos enamoramos, tenemos la impresión de que todo el universo está de acuerdo; hoy sucedió en la puesta de sol. ¡Sin embargo, aunque algo salga mal, no sobra nada! Ni garzas, ni la música a lo lejos, ni el sabor de sus labios. ¿Cómo puede desaparecer tan deprisa la belleza que allí había hace unos pocos minutos?
La vida es muy rápida; hace que la gente pase del cielo al infierno en cuestión de segundos.

Basta con que te quedes.

No pretendo que me entiendas, porque ni yo misma lo hago. 
No pretendo que llores conmigo, eso sería injusto.
Me basta con que no huyas, me basta con que te quedes, que sepas que a veces me da por ser niña y rió y juego. Y mis dedos toman vida y recorren las paredes haciendo malabares.
Que sepas que a veces soy viejita y achacosa, y lloro o me quedo quieta, muy quieta.
Y otras veces soy joven y exploto, grito y me quiero comer al mundo en un mordisco y me hago grande, grande, tanto que me pierdo.
Que  todas soy yo. Que todas soy yo, amándote a destiempo, en frecuencias diferentes, en momentos que pasan y o se detienen....
Me basta con que te quedes.

jueves, 4 de julio de 2013

Lo que me gusta.

Me gusta tomar café sola y leer a solas. Me gusta viajar en autobús sola y caminar sola a casa. Me da tiempo para pensar y poner mi mente libre. Me gusta comer sola y escuchar música a solas... Pero cuando veo a una madre con su hijo, una mujer con su amante, un amigo que ríe con su mejor amigo, me doy cuenta que a pesar de que me gusta estar sola, no me apetece estar sola.

Ella.

Y estaba ella, con sus inseguridades y defectos. Con la imperfección plasmada en cada poro de su piel. Con temores ridículos, sufrimientos en el corazón y culpabilidad en la conciencia. Ahí estaba ella, consumiéndose poco a poco sin saber que para él, ya era perfecta en todas sus facetas.

Cuando te odio... te amo.

A veces también se me acaban las sonrisas para ti, a veces también se me acaban las ganas de escribirte. Pero te amo, ojala lo entiendas... siempre te amo, pero a veces mis abrazos no tienen calor y mi boca no sabe que decir, pero te amor. Cuando no te convengo, cuando no me soportas, cuando te odio... Te amo.

Espero.

Espero me extrañes. Que pienses en mí antes de dormir. Espero me llores, espero que al estar con ella sientas que cambiaste chinas por botellas y que no te sientes con ella como conmigo. Espero regreses para poder decirte que yo ya te olvide.

Demasiado.

Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso y arriesgado, y fecundó y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso se rompió. No se agotó, no se acabó, no se murió, se vino abajo como una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta... Como una esperanza demasiado alta.

viernes, 14 de junio de 2013

Espejito, espejito...

Con nuestros ojos podemos ver todo, salvo a nosotros mismos, para eso, necesitamos un espejo. Mientras nos miremos en espejos equivocados, solo tendremos destrucción. Hace falta mucho coraje para mirarse al espejo y aceptar lo que vemos. No existe el espejo que nos muestre lo que queremos ver, solo hay que mirarse al espejo y aceptar lo que vemos... por que eso, nos guste o no, es lo que somos.


Cree en ti...

Hay un momento en la vida en que comprendes que ha llegado el tiempo de cambiar, y si no lo haces, nada jamás podrá cambiar. Comprendes que si al fracasar, no tienes el coraje de comenzar de nuevo, la vida seguirá sin ti. La dicha no nos acompaña siempre y nuestra vida a veces se torna diferente de lo que imaginamos. No siempre nuestros días brindan lo que esperamos.
Sin comprender por que, a veces toman rumbos tan imprevisibles que ni en tus sueños se hubieran asomado. Pero igual, si no te animas a escoger un camino, o a realizar un sueño, estas en gran peligro de vagar sin rumbo y perderte. Más bien que preguntarte con mil ansias por que tu vida se ha tornado como es ahora, acepta el camino abierto que te  espera.  Olvídate de lo que fue, no confundas. Eso ya paso. Solo el presente importa. El pasado es ya una ilusión, y el futuro todavía existe. Pero vivimos hoy. Mide tus pasos uno a uno, sin perder la fe, guardando tu valor y confianza. Con tu frente alta, no temas soñar, ni mirar las estrellas... Un  poco más de paciencia tu vigor volverá, y encontraras tu vía. Una senda más bella y serena de lo que has soñado, te llevará a donde quieras que te lleve, cumpliendo todos tus  deseos.

No pierdas confianza en tus fuerzas, y toma esa nueva vía. Verás que esta llena de alegría, aventuras y deleite como en tus sueños no imaginaste... CREE EN TI.

Más que una joya.

"Regalos insignificantes; como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya."

Julio Cortázar

Perdona si te llamo amor.

"El ser humano se adapta a todo: supera el dolor, cierra historias, empieza de nuevo, olvida, hasta consigue sofocar las más grandes pasiones. Pero a veces basta con nada para comprender que esa puerta nunca se cerró con llave"

Federico Moccia

Imperfecto.

Vi en el tantas imperfecciones, y ahí estaba su encanto, en cada acción mal planeada, en cada gesto torpe. Ahí estaba todo de el, y eso fue lo que más me gusto.

De amor y piel.

"Y supe que era sentir tu ausencia antes de que te hicieras presente. Y quise ser pájaro, ser viento, ser hoja o al menos polvo y adherirme a tu maleta."

Irma Cristina Cardona.

No quiero que valgas la pena.

No quiero que valgas la pena, quiero que valgas el tiempo, que valgas las risas, que valgas los sueños, que valgas las palabras, que valgas las renuncias, que valgas los cambios... QUE VALGAS CADA MOMENTO.

Yo no pienso ser tu oxigeno.

¿Oxigeno? No, yo no pienso ser tu oxigeno.
Yo anhelo quitártelo, robarte respiros, arrancarte suspiros, romperle el ritmo a tu respiración, entrecortarla, acelerarla y durante muchos instantes detenerla...
Yo no pienso darte vida, yo quiero acompañarte a comprobar que estas vivo.

Lo nuestro.

Pero en definitiva, ¿Qué es lo nuestro?

Por ahora, al menos, es una especie de complicidad a los otros, un secreto compartido, un pacto unilateral.
Naturalmente, esto no es una aventura, ni un programa, ni -menos que menos- un noviazgo.

Sin embargo, es algo más que una amistad.

Equivocado.

Yo te quiero así tal cual, con esas imperfecciones que deseas esconder, esos defectos que no sueles reconocer.

Me gustas así... Equivocado.

jueves, 13 de junio de 2013

La princesa que creía en los cuentos de hadas.


La vida es difícil. Algunas personas entran en la vida de otras dejando una gran huella en su corazón y consiguen que nunca vuelvan a ser las mismas de antes. Ahora bien, no ser la misma, puede ser mejor.

¿Te puedo pedir una cosa?

—Sí, dime.
 —No te acostumbres a mi. 
—¿Como así?
 —Que no te acostumbres a mi, ni a mi risa, ni a mi hiperactividad, a mi olor, ni a mis risas atemporales, ni a mis besos. No te acostumbres a que me cuentes tus cosas ni que te escuche con atención. No te acostumbres a cómo te miro o te dejo de mirar, ni te acostumbres ni a mi rabia ni mis celos irracionales, ni a reírte de las cosas que te digo.
 —¿Y eso a que viene?
 — A nada, simplemente que algún día me cansare y me iré y echarás de menos esas cosas a las que estas ahora acostumbrada y no valoras.